Mi experiencia en Maastricht Science Programme (MSP)

Silvia MSP

«Si me hubieran dicho hace dos años que acabaría yendo en bici a la uni en Holanda, acabando empapada hasta los calcetines día sí día también, no me lo hubiese creído. Sin embargo, así es como empezó mi experiencia universitaria aquí en Maastricht«

Después de esta pequeña introducción, me presento: me llamo Silvia, tengo 18 años,
 soy de Gran Canaria y este año comencé mi segundo año de carrera, 
en el Maastricht Science Programme.

Cómo empezó todo

Todo esta idea de estudiar fuera, curiosamente, empezó en plena pandemia. Creo recordar, que estaba en segundo de la ESO y ya me rondaba en la cabeza la idea de estudiar fuera, para un futuro más cercano en ese momento, primero de bachiller.

 Poco a poco empecé a mencionarlo con más frecuencia en casa, y lo que yo probablemente veía como ir “mentalizando” o “convencer” mis padres lo vivían como “insistir sin descanso”.  Tanto insistí que me dejaron solicitar la beca de Amacio Ortega. Después de un proceso un poco largo, con exámenes y entrevistas, finalmente, su hija, de entonces 15 años, se fue a Estados Unidos con un vuelo de ida pero sin fecha para uno de vuelta. 

Esa experiencia fue mi primer salto: vivir en otra cultura, otro idioma, otra familia y otro sistema de aprendizaje. Podría decir que es allí donde se encendió la chispa de mis ganas de seguir estudiando en el extranjero.

Con esa experiencia ya en la mochila y llegado el momento de dar el siguiente paso, la universidad , llegó la búsqueda de opciones.

No fue fácil. Contacté con varias agencias: unas no me daban seguridad, otras en principio me prometían justo todo lo que yo quería. Y entonces apareció Kathryn. A diferencia de las demás, no me dijo lo que yo quería escuchar, sino lo que necesitaba oír: la verdad, sin adornos, quizá con tan pocos, que al principio, no me convenció del todo. Kathryn me hizo ver que, aunque mi primera idea no funcionara, existían otras posibilidades. Fue entonces cuando dejé de buscar una agencia y empecé a explorar universidades.

Tras varias reuniones por Zoom, en las que me iba decidiendo qué era lo que buscaba y lo que me gustaba, llegamos a la conclusión que Holanda sería una buena opción. Y ahí comenzó todo. Entonces, me vi con un abanico increíble de posibilidades, donde cada carrera era tan diferente y similar a la vez, algo que me abrumaba un poco al principio, pero que también me ilusionaba. 

Lo que más valoro es la dedicación con la que estudió mi perfil tanto personal como académico para poder recomendar, la opción que mejor se adaptara a mí.

El proceso de solicitud

El proceso de solicitud fue, sin duda, una de las partes más intensas. Cada universidad en Holanda pedía cosas distintas y seguía un sistema de selección muy particular. Entre formularios, cartas de motivación, documentación y fechas límite, había momentos en los que no sabía por dónde empezar. Aquí fue donde Edukonexion marcó la diferencia. Ellas se encargaron de guiarme paso a paso: asegurándose que toda información y documentación necesaria estuviera mandada a tiempo y de la mejor forma posible. 

Puede parecer algo sin importancia, pero cuando estás en segundo de bachiller con exámenes, y la EBAU a la vuelta de la esquina, tener a alguien que te recuerda, te presiona un poquito (en el buen sentido) y te acompaña, es un alivio enorme.

Algo que me sorprendió durante este proceso fue que, aunque yo había pasado un año en Estados Unidos, las universidades no lo consideraban una ventaja, ya que el nivel educativo allí es diferente al español. Edukonexion tuvo muy en cuenta este detalle y me ayudó a presentar mi experiencia de manera que realmente contara a mi favor. Tener ese acompañamiento hizo que todo el proceso fuera mucho menos estresante.

En mi caso apliqué a tres universidades distintas, entre ellas: Maastricht University, Erasmus University Rotterdam y HAN University of Applied Sciences. Cada proceso tenía sus particularidades, pero me centraré en el de Maastricht, ya que siempre fue mi primera opción. 

Para entrar en el Maastricht Science Programme (MSP) no solo bastaba con las notas, también hay una entrevista y una carta de recomendación. Recuerdo estar un poco nerviosa antes de la entrevista, pero para mi sorpresa fue bastante amena y con un trato muy cercano, que hacía que se sintiera menos formal. Lo que más me gustó fue sentir que de verdad le importaba mi forma de pensar. Al cabo de unas semanas, recibí la carta de admisión y ya podía respirar tranquila.

Llegar a Maastricht

Una vez admitida, respiré tranquila… hasta que tocó encargarse de la otra gran preocupación: encontrar alojamiento. No fue un proceso sencillo y requería muchísima paciencia, debido a la alta demanda de alojamiento, aquí en Holanda. Contar con la ayuda de Edukonexion para saber donde buscar fue fundamental. Si hay algo seguro es que cuanto antes empieces a buscar mejor, si lo dejas para última hora se puede convertir en tu mayor pesadilla.

Ya con alojamiento, vuelos y maletas hechas, me fui con mi familia unos cuantos días antes para organizarlo todo. Pocos días más tarde, ya empezaba la semana de introducción. Ese mismo día me despedí de mis padres y mi hermana y ya tocaba la vuelta a la nueva realidad. Ese día, recuerdo entrar con otras dos niñas españolas, a una sala enorme llena de estudiantes de primer año, donde todos parecían estar igual de nerviosos e ilusionados. Poco después nos separaron en grupos más pequeños. Para mi gran suerte, en mi grupo coincidí con Mathilde, una persona con la que congenié muy bien desde el principio, tanto es así que para mis padres somos el clásico Zipi y Zape.

La semana de introducción fue bastante intensa: duró unos cuatro días. Algunos días eran solo por la mañana y otros duraban casi todo el día. Durante esa semana, conocimos las instalaciones, nos explicaron más en detalle el sistema de enseñanza, PBL (Problem Based Learning), y donde también tuvimos la oportunidad de practicar cómo se implementaría esa dinámica en nuestras futuras clases. Una cosa que me pareció muy interesante, fue que no solo nos ayudaron en el ámbito académico, sino que también nos dieron bastante información sobre los medios de transporte, sanidad, impuestos

Para mí, este método de aprendizaje fue un cambio enorme comparado con España: aquí trabajamos mucho en grupos pequeños, resolviendo problemas, debatiendo en clase e investigando lo no sabido. Al principio da respeto porque tienes que hablar y participar sí o sí, pero al final te das cuenta que es cuando más aprendes.

El sistema de enseñanza

Mi programa, el Maastricht Science Programme (MSP), es un programa de Liberal Arts and Sciences enfocado en ciencias. Esto significa que no solo te especializas en un área concreta, sino que tienes la libertad de explorar distintas disciplinas y conectarlas, antes de decir en que es lo que te quieres centrar.

Antes de poder elegir asignaturas más avanzadas, tuvimos unos cursos introductorios de química, física y biología, además de una asignatura de Liberal Arts and Sciences, que si no recuerdo mal era filosofía de la ciencia.

Una de las cosas que más me gusta de mi carrera es la experiencia en el laboratorio. Desde el primer año tienes acceso a laboratorios muy bien equipados y haces prácticas reales, no solo demostraciones. Además, cada año tenemos dos periodos en los que nos centramos en un proyecto de investigación en grupos.

Cuando llegaron los primeros exámenes, lo primero que pensé fue que la organización, y seriedad me recordaba muchísimo a la EBAU. Todo estaba perfectamente controlado, con normas muy claras y un ambiente muy formal.

Adaptación a la vida en Maastricht

Mudarse a otra ciudad siempre trae un poco de incertidumbre, y Maastricht no fue la excepción. Curiosamente, lo que más me inquietaba no era el hecho de vivir sola, sino algo tan simple como acostumbrarme a un clima mucho más frío y a los días sin sol. Tampoco puedo negar que cocinar todos los días me hiciera especial ilusión, aunque poco a poco conseguí acostumbrarme. 

En cuanto al aspecto social, esa incertidumbre de hacer amigos, desapareció desde ese primer día de introducción en el que coincidí con Mathilde. Encontrar a alguien con quien encajé tan bien desde el primer momento fue fundamental. De todas formas, considero que socializar aquí es muy fácil: en la universidad las clases son pequeñas y solemos hacer bastante actividades colaborativas, las cuales ayudan bastante a conocer a gente. Además, fuera de la universidad hay infinidad de asociaciones deportivas para apuntarse.

Algo que me sorprendió muchísimo fue lo independiente que me sentí desde el principio por simplemente tener una bici. La ciudad está diseñada para ir en bici, así que no tener que depender del transporte público o de alguien es una de las cosas que más me gusta. Y hablando de la bici… mi primer trayecto fue un desastre. No sabía que una auténtica bicicleta holandesa no tenía frenos en el manillar, sino que se frenaba con los pedales. Salí de la tienda muy convencida de que lo tenía todo bajo control, pero esa no fue la realidad. Ahora me río, aunque en ese momento pensé que nunca me acostumbraría.

La ciudad en sí es pequeña, pero muy internacional. Lo bonito es que siempre hay ambiente universitario, cafeterías llenas de estudiantes y una mezcla de idiomas por todas partes. Y cuando llega diciembre, Maastricht se transforma: el mercado de Navidad y luces por todo el centro. Eso sí, también llega el frío, y se nota todavía más cuando toca ir en bici. He de decir que viniendo de Canarias no es de las cosas que más me gusta, pero a todo nos acostumbramos.

Después de este tiempo en Maastricht, siento que no solo estoy construyendo un futuro académico, sino también personal. 

Vivir fuera de casa te enseña a valorar las pequeñas cosas, y por supuesto la importancia de la familia. Y además, como bien me recuerda mi madre, la mayoría de las cosas no pasan por tener “suerte”. La suerte como tal no aparece de la nada, sino que es el fruto de mucho esfuerzo y constancia puesto en aquello que realmente quieres.

 Así que, si estás pensando en estudiar fuera, mi consejo es claro: 

«atrévete» 

Puede dar miedo al principio, pero merece la pena cada plato improvisado de pasta, cada trayecto en bici bajo la lluvia y cada nueva amistad.

 

Silvia Jimeno Ferrer

Desde Edukonexion, ayudamos a estudiantes elegir su mejor camino hacia las universidades en el extranjero, tanto si quieres estudiar Global Studies como otra carrera, en Holanda u otro país, y preparar una solicitud que destaque.

Sin olvidar que hemos visitado casi todas las universidades en Holanda, algo que nos ayuda a dar consejos muy válidos según tus preferencias.

¡Te esperamos!

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